domingo, 24 de agosto de 2008

Calatayud, Rubén: 1821. Fin de una lucha

1821. Fin de una lucha
La reunión de Iturbide y O´Donojú tuvo el más provechoso de los resultados: el fin de la guerra
Rubén Calatayud /El Mundo de Córdoba
México 24 de agosto, 2008
Una buena parte de los hechos históricos cuenta con situaciones a veces contradictorias. La pasión o el interés invade a los hombres que pretenden hacer ver las cosas a su manera dejando entrever las posiciones de cada quien, entre las que destacan razas, nacionalidades y localismos.
Al arribo de don Juan O´Donojú al puerto de Veracruz en 1821 se estimó que, dado el estado de salud del llamado último virrey de España, requería de un sitio más sano que el de aquella ciudad, víctima de frecuentes y mortíferas epidemias. Así se escogió la villa de Córdoba donde previamente las partes contendientes de la guerra de independencia tendrían su primer encuentro en once años para dialogar sobre un arreglo pacífico posible.
La reunión de Iturbide y O´Donojú tuvo el más provechoso de los resultados pues se dió por terminada una cruenta y prolongada lucha que había dejado al país en la miseria y con milares de muertos en uno y otro bandos. Ahora que tanto se habla de buscar los arreglos por medio del diálogo ¿no cuenta acaso la buena disposición de ambas partes? ¿No se benefició el país con una paz tan necesaria como ansiada? El señor O´Donojú venía muy enfermo y tras la proclamación de la independencia, formó parte de un Consejo de Regencia de cinco miembros, que presidía Iturbide; aquel murió al poco tiempo.
O´Donojú en el Tratado se hubo comprometido a retirar las tropas españolas del país.
Cuenta la historia que don Juan murió de morriña, lo que, con perdón de nuestros galenos, me ha hecho suponer que padecía de una diabetes avanzada.
Al respecto, el recordado Doctor Enrique Herrera Moreno, en los años 90 del siglo antepasado, hizo el diagnóstico del mal que aquejaba a O´Donojú y que lo llevó a la tumba. Ese trabajo lo conoció don Rafael Espinosa Flores y siento no haberlo leído.
Aparte de la paz lograda, los Tratados consiguieron que el grueso de la población, sintiera por primera vez los aires de la libertad y el próximo fin de la esclavitud soportada durante 300 años de dominación.
Aún bajo el imperio de los españoles, la semilla de nuestra nación germinaba.
Por los Tratados entró a la ciudad capital el Ejército de las Tres Garantías, hecho que nunca hubo logrado la insurgencia.
Los Tratados fueron un paso firme y adelante para que Iturbide consiguiera sus propósitos pero también condujo a que una junta lo derrocara y desterrara; así, el poder llegó a manos de Guadalupe Victoria como primer presidente del país.
Sin la firma de los Tratados la Nueva España continuará sometida y las batallas entre los contendientes seguirían diezmando la población.
Tal vez haya diputados y senadores que no han sabido comprender la buena disposición de las partes para dialogar. El entendimiento acabó con la cruenta guerra de Vietnam y falta aún por reunir a norteamericanos e iraquíes, que protagonizan una lucha interminable.
Reconozcamos este hecho significativo: con los Tratados de Córdoba se puso fin a una guerra de once años.

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