jueves, 21 de agosto de 2008

Calatayud, Rubén: Los Tratados de Córdoba, fiesta nacional

Los Tratados, fiesta nacional
Rubén Calatayud /El Mundo de Córdoba
México 21 de agosto, 2008
La ciudad de Córdoba está por celebrar con diversos actos la conmemoración de los Tratados de Córdoba, celebrados en la que fue esta Villa en el año de 1821. Juan Bueno Torio, actual senador de la República, propuso formalmente que esa fecha tuviera el carácter de fiesta nacional.
Su petición no tuvo eco y se sabe que quien se opuso fue su colega Manuel Bartlett, que pasará a la Historia Patria con la mancha de haber influído en el “triunfo” de Carlos Salinas, arrebatándoselo a Cuauhtémoc Cárdenas cuando el sistema de cómputo señalaba que éste iba ganando las elecciones de 1988.
Por largos años los cordobeses han venido pugnando porque se reconozca la importancia de los Tratados; por ello se les trata de iturbidistas y ya se sabe que la figura de Agustín Iturbide es nefasta y está aborrecida por la historia oficial. Iturbide fue un ambicioso, un convenenciero que pretendía hacerse emperador de Anáhuac y lo de más nada le importaba.
La fama de “consumador de la independencia” recae sobre Vicente Guerrero, pero con todo lo malo que se pueda decir de Iturbide, éste resultó más político que Guerrero; viendo que la causa del imperio estaba perdida, se pasó a las filas insurgentes y buscó al Caudillo del Sur para proponerle un avenimiento. Así se redactó el Plan de Iguala.
Más adelante, Iturbide buscó a don Juan O´Donojú para proponerle lo mismo que se decía en el Plan de Iguala. Encontró la mejor disposición con el enviado del Rey quien por razón de salud prefirió dialogar en el clima benigno de Córdoba en vez del malsano del puerto de Veracruz.
Iturbide pidió al joven Antonio López de Santa Anna que custodiara a O´Donojú durante el trayecto y finalmente, por primera vez en once años, se sentaron a dialogar españoles e insurgentes en una misma mesa, habiendo acordado la paz que ya todos los pobladores del país ansiaban.
Logrados los acuerdos del Tratado Iturbide tuvo la ocurrencia de mandar correos (a caballo) a las ciudades importantes de la Nueva España para informar que la cruenta guerra había terminado; la noticia inclinó más la balanza en favor de los mexicanos que dejaron las armas o que se pasaron al bando insurgente. Poco después el Ejército Trigarante entró a la Ciudad de México.
La actuación de Iturbide fue la de mediador y su propuesta fue recibida con entusiasmo por O´Donojú; la casa real desconoció el Tratado pero ya la situación en México se había inclinado con el apoyo de la población por la pacificación del país y la libertad.
Un grupo de jóvenes y damas católicas mandó hacer dos bustos de bronce que por largos años permanecieron colocados en el parque 21 de Mayo, al frente del palacio Municipal.
En uno se reconoció el mérito del Padre Hidalgo como iniciador de la guerra de Independencia; y en el otro, se dió a Agustín de Iturbide por haber concluído la guerra.
Ese busto, que aún permanece frente al Palacio, sigue en pie y es el único levantado en el país a Iturbide, quien haciendo uso de sus recursos como político, ayudó a terminar una larga contienda y a sembrar en el ánimo de la población mexicana la noticia de que la guerra había concluído.
Si no ahora, algún día la Patria reconocerá el mérito de los Tratados de Córdoba. Un ejemplar de dicho convenio se puede obtener en el Archivo Municipal, con doña Reina, la encargada.

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