sábado, 21 de junio de 2008

EL BLOQUEO DE LA VERGÜENZA


EL BLOQUEO DE LA VERGÜENZA



Laura Fdez-Montesinos Salamanca

El mundo autodenominado “civilizado” no solo levanta muros que lo separen de los bárbaros. Muros que han sembrado lamento, vergüenza y discordia, porque así como los romanos levantaban tapias para separar el imperio de lo desconocido, indómito, inconquistable tanto por las armas como por el entendimiento; la muralla china trató de ponerles el alto a las tribus mongoles, o los diez metros de anchura de las murallas de las ciudades del mundo antiguo, los contemporáneos tratamos de segregar lo que consideramos incivilizado, por cualquier medio, incluidos los muros.
Platón en su “República”, explica cómo una ciudad abierta, sin muros, es inconquistable, porque el invasor precisa hacer alarde de fuerza, saquear como remuneración, y someter al ciudadano para imponerle una nueva forma de gobierno.
Hoy en día, mil cuatrocientos años después, la teoría de Platón se aplica generosamente, aunque con significativas variantes, porque aunque con otros métodos, los muros siguen presentes. Tangibles como el de Berlín, Gaza, México-EEUU. Morales como el bloqueo a Cuba, a Irak, las franjas palestinas, cinturones de pobreza, abandono… en realidad seguimos precisando alardear de fuerza para conquistar.
Estados Unidos siempre ha precisado de enemigos que excusaran sus intervenciones militares, inútiles por demás, en sus conquistas por territorio, petróleo, minerales, o en apoyo a sus aliados. En Corea, Vietnam, Granada, Libia, Irak, Afganistán, etc., nunca hubo muros físicos. No los necesitaban. El espíritu de la población de los países intervenidos era más fuerte que cualquier ladrillo.
Así ha soportado Cuba 40 años de bloqueo comercial, desde que Kennedy así lo dispuso en los 60, ante el fracaso diplomático y el temor a los odiados comunistas a los que nunca lograron arrebatar una batalla. Sólo la historia ha llevado al comunismo al fracaso, como a cualquier dictadura. Jamás la fuerza.
Cuba solo ha sido un bastión, una poderosa atalaya, indoblegable ante el poderío militar. Y con tal desafiante actitud, han convertido una dictadura reprobable, independientemente de su causa política, sus causas y consecuencias, en un símbolo de resistencia anti-imperialista.
Cuba es un caso tan particular, como particulares son todos los casos menos el de Cuba. El carácter caribeño desordenado y festivo, combinado con una intensa dosis de nacionalismo y dignidad humana a causa del bloqueo, ha sido el cocktel infalible que necesitaba el régimen para mantenerse fuerte, y hacer fracasar a Estados Unidos, que solo ha logrado exacerbar el odio de la población y levantar la reprobación mundial por los crueles métodos con que pretenden acabar con un régimen político que simplemente no les conviene tener tan cerca, logrando únicamente hacer sufrir al pueblo, que se nutre y sobrevive con lo más básico.
El mundo europeo del 2003, en su ansia derechista de expansión radical, debería haberlo pensado dos veces, antes de tomar la misma ridícula y artera decisión de solapar y apoyar el bloqueo, que solo logró incrementar el sufrimiento y fortalecer al sistema.
Nadie puede negar que en Cuba existen disidentes encarcelados, que se carece de libertad de expresión, de oposición política, que se transgreden los derechos humanos… sin embargo, en Cuba, estemos o no de acuerdo, el comunismo ha funcionado gracias al bloqueo y a la solidaridad mundial que provoca. Solidaridad que no recibieron los iraquíes durante más de diez años de severas penurias, y cuyo fracaso, llevó al país a una nueva guerra de intereses y venganzas. Irak fue víctima de dos verdugos: su dictador, y los invasores, cuyo bloqueo los terminó de matar de inanición y enfermedad. Nos guste o no, los cubanos jamás han padecido lo que los iraquíes con Hussein. Y además, ni Estados Unidos ni Europa tienen calidad moral para calificar o acusar de transgresores de derechos humanos a nadie, puesto que ellos son los primeros en romper sus propias normas, asesinar y torturar, además de cerrar los ojos, incluso solapar las atrocidades, genocidios, y todo tipo de agresiones en el mundo. Y eso también es transgredir los derechos humanos.
De cualquier manera, es ilegal la intervención de cualquier tipo, de un país sobre otro, y por ende no solo es ilegal, sino inhumano bloquear económicamente a un país. Afortunadamente para la población, Cuba resistió, el bloqueo fracasó, pese a quién le pese, y hay países que en solidaridad, y contra la injusticia, como está sucediendo con España, que en su gestión con el resto de países europeos, está logrando que la balanza deje de inclinarse hacia un solo lado. Parece que alguien se toca el corazón, y empieza a pensar que aliviar el hambre y la necesidad de la población, es más importante que tratar de derrocar a un régimen de ideas contrapuestas. Sólo Alemania, cuya canciller le lava vistosamente la cara a Estados Unidos, sigue renuente, pero tras el sonado fracaso del bloqueo, cabe pensar que todavía existe una esperanza de vida mejor para los cubanos.
Por demás, no hay que decir, que es posible pedir cuentas a Cuba con la conciencia de no estar transgrediendo los derechos humanos con un bloqueo ilícito y anti-humano.
Recordemos que los hechos constructivos convencen, mientras que la fuerza destruye.
laurafdez27@hotmail.com

No hay comentarios: