domingo, 1 de junio de 2008

El campo requiere cirugía mayor, dice investigadora de la UNAM


El campo requiere cirugía mayor, dice investigadora de la UNAM

Nosotros ya no podemos decidir a nivel nacional qué queremos producir y qué sectores lo van a consumir, porque dependemos de lo que nos están aportando las transnacionales.


Foto: El Sol de México


Primera parte
Organización Editorial Mexicana
31 de mayo de 2008


Nidia Marín / El Sol de México



Ciudad de México.- México engulle un bocado de la realidad: no está en la hambruna, pero no la puede descartar en el largo plazo si continúa, después de 30 años, con una política errática agropecuaria; actividad de la cual "el Estado se ha retirado casi totalmente" y ha dejado abandonado al campesinado.La hambruna está a la vuelta de algunos años, si no se lleva adelante una política de Estado responsable, que integre las necesidades y los intereses de todos los sectores, no solamente del exportador. A estas alturas no se debe seguir tratando de curar con aspirinas a un enfermo al que se le tiene que aplicar cirugía general. La advertencia corre a cargo de la doctora en economía Argelia Salinas Ontiveros, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM.Y es que varios lustros han pasado desde que se observaron los primeros impactos negativos en la historia agropecuaria mexicana. De acuerdo al planteamiento de la especialista en economía agraria "la crisis alimentaria existe en México, pero no es reciente. Hoy se está profundizando. Esa crisis la tenemos desde los años ochenta. Con los diversos programas que se han aplicado, se ha tratado de mitigar, pero no se han atacado los puntos centrales. Entre otros y fundamentalmente, el financiamiento necesario para resolver varios de los problemas que tienen que ver con la cadena alimentaria". Ese financiamiento, agrega, tiene que ser una proporción superior del PIB que de la que se está destinando actualmente. "El campo es el que recibe la menor proporción del PIB en relación con los demás sectores, me refiero a agricultura, industria y servicios", precisa.(En 1981, México tuvo un problema "de caja chica", de acuerdo al secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, que obligó a hipotecar la factura petrolera a cambio de 1,000 millones de dólares en alimentos. Fue después de que el Sistema Alimentario Mexicano, según palabras del entonces presidente José López Portillo en su informe de 1980, había sido tan exitoso que se habían alcanzado a producir 30 millones de toneladas de granos.)CUANDO LOS POBRES SE VANEn la entrevista para El Sol de México, la especialista, que lleva 25 años investigando sobre el tema de la economía agrícola, refiere que esta crisis más profunda fue advertida por los expertos de la UNAM desde hace tres años. En cada seminario de economía agrícola que se efectúa anualmente, estuvieron alertando, de manera urgente, sobre el problema que se avecinaba. "Pero a la academia se le ignora", comenta.-¿Qué tanta responsabilidad en esta problemática tiene la migración de los campesinos hacia zonas urbanas y hacia Estados Unidos, puesto que las tierras quedan abandonadas u ociosas?-El no apoyar a los productores -responde- ha tenido como consecuencia la migración. Todos estos campesinos dejan las parcelas solas o a cargo de las mujeres, de los niños y de personas de la tercera edad y obviamente que dejan de ser productivas. Eso ha sido una consecuencia, justamente, de estas políticas que han abandonado prácticamente al campo. Pero en el país todavía hay muchos productores. "Tenemos por lo menos tres millones de productores en el campo que bien fortalecidos, desde el punto de vista financiero y técnico, pueden dar como resultado la autosuficiencia alimentaria. Pero esto bajo políticas bien encaminadas", explica.La responsabilidad, reside en el estado y sus instituciones, reitera. "No podemos responsabilizar a los individuos cuando están dependiendo, de unas políticas que se diseñan a partir de nuestras instituciones, pero únicamente para competir en condición de desventaja, por lo que las consecuencias son las actuales. No podemos culpar a los productores, justamente ellos son las víctimas de estas políticas". Se pronuncia por rescatar el conocimiento agroecológico que existe y que ha persistido por muchas generaciones. De otra manera no se podría entender por qué los campesinos todavía siguen produciendo, aunque sea de manera insuficiente.Y habla de muchas comunidades que se están dando sus propias formas de subsistir; formas además de tipo agroecológico. Ejemplifica con la composta, el aprovechamiento de los residuos orgánicos, de la lombicomposta, etcétera. Muchos de estos trabajos "son propuestas que hemos hecho desde hace muchos años; las conocemos quienes investigamos la cuestión agroalimentaria". Sin embargo, expresa, se han subordinado a las modas comerciales, productivas, que provienen, sobre todo, de las grandes corporaciones mundiales. Ellas sí están en posición de competir muy fuertemente y de devastar a los productores, al comercio nacional y de lograr una alta rentabilidad, porque ese es su único objetivo. -¿En México, en el corto plazo, se están aplicando curitas para una enfermedad más grave (como lo dijo Ruth Zavaleta)?Exacto. No podemos seguir tratando de curar con aspirinas, un problema, una enfermedad a la cual le tenemos que aplicar cirugía general. Esos programas que se han anunciado (por el Presidente Calderón) son bastante coyunturales, atacan el problema por el momento y no nos dicen en todos los casos durante qué periodo de tiempo se van a estar aplicando. Lo más grave de todo esto es que dejamos sin resolver el problema estructural que tiene el campo mexicano.LA LUZ AL FINAL DEL TUNEL-¿México está o no al borde de la hambruna?-No estamos al borde de la hambruna. Inclusive, investigaciones que se han llevado a cabo aquí en la UNAM dan como resultado que, por ejemplo, maíz podemos obtener no las 20 ni las 23 millones de toneladas que tenemos actualmente, sino hasta 50 millones de toneladas, siempre y cuando contemos con un plan que atienda a todas las regiones en las cuales se puede producir el maíz blanco. Para el caso del maíz amarillo es aun más fácil. En cuanto a trigo y arroz, explica que sólo se necesita financiamiento. "Los productores de arroz quedaron desmantelados financieramente cuando hubo altas exportaciones de los países productores y se creyó que permanentemente nos iban a estar abasteciendo a precios bajos. Cuando esto desapareció quedó a la vista el gran error cometido", puntualiza. "Pero no estamos al borde de la hambruna. Lo que sí puede suceder es que los precios se disparen y hagan más difícil el acceso a los alimentos. Además, tenemos muchos recursos con los cuales podemos contar, con un abasto suficiente de alimentos para la población, pero requerimos de una política integral, de Estado, que se aboque a la solución de raíz del problema agropecuario", especifica. "De otra manera -advierte-, efectivamente podríamos tener problemas de hambruna. Ya se vio en Centroamérica y hace muchos años en algunas regiones de África. En el largo plazo no lo podemos descartar".


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